jueves, 10 de octubre de 2013

MACHETAZO

El gobernador del estado Ángel Aguirre Rivero no aprende de sus incapacidades. En su primer periodo le tocó atender con muy cuestionables resultados la devastación causada por el huracán Paulina y de ahí los Acapulqueños recuerdan al amigo y compadre del gobernador (Juan Salgado Tenorio), quien nunca alertó a la población del inminente desastre y tampoco prestó la ayuda urgente que el problema ameritaba, no podía hacerlo porque se encontraba en Las Vegas.

Pero tampoco el gobernador desarrolló a tiempo un aparato de apoyo a los damnificados y mucho menos se alertó de la contingencia que podía ocurrir, por eso los resultados fueron devastadores.
Hoy el gobernador no puede argumentar ante su irresponsabilidad absolutamente nada, pues tenía información o existía información precisa de la conflagración que se acercaba y nunca se comunicó adecuadamente a la población, mucho menos se tomaron las medidas de emergencia que el caso ameritaba.
Sabemos que desde el día 12 de septiembre existía esa información precisa, pero el gobernador en vez de priorizar sus responsabilidades prefirió realizar festejos, como la cena del día 13 en la noche, hora en que la lluvia hacía estragos terribles en el territorio guerrerense, mientras la fiesta en Casa Guerrero estaba en su esplendor.
Esa noche se verían en el espejo y ante la opinión pública, local, nacional e internacional las miserias de una corroída y corrupta clase política guerrerense que prefería la farándula, en vez de alertar a la población del fenómeno natural que se venía encima.
La imagen de todos los sentados alrededor de la mesa del gobernador, dio la vuelta al mundo, con la etiqueta de lo que son: irresponsables y negligentes, pues como “servidores públicos” traicionaron lo más elemental de la esencia de la función pública, y así quedaron marcados sobre todo ante la ciudadanía guerrerense y mexicana.
Pero las cosas no pararon ahí, el día 14 al gobernante de Guerrero no se le vio por ningún lugar, era comprensible, el pobre había estado cumpliendo su deber como anfitrión del festín que se sirvió a sus compañeros y amigos quedando él mismo con cansancio y otras secuelas como la cruda, mientras la población en toda la entidad sufría ya los resultados de las torrenciales lluvias.
Hoy se otorgan millonarios recursos a la entidad, también al mismo gobernador que fue omiso antes de la tragedia, al mismo gobernante que no entregó muy adecuados resultados en la atención del huracán Paulina.
Pero eso sí, el dolor ajeno ha servido para que toda esa “clase política”, iniciando con el gobernador, aprovechen el momento para posicionar su imagen como grandes benefactores, cuando ese es su trabajo y por ello reciben sueldo, prestaciones, gastos y un sinnúmero de etcéteras.
Hay responsables concretos que por no actuar como es su obligación, multiplicaron al infinito los efectos negativos de los meteoros. Otra cosa sería si el gobernador y su equipo en vez de andar en francachelas hubiesen alertado y solicitado cumplir con los protocolos de la emergencia, como el control de las presas en la entidad, solo por señalar una de tantas funciones abandonadas. Es necesario ahora si pedir cuentas, y también evitar que los recursos los manejen los irresponsables y corruptos.


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