viernes, 3 de octubre de 2014

NOTA

NÁUFRAGO SOBREVIVIÓ COMIENDO AVES CRUDAS Y SANGRE

+++El pescador Raymundo Royín Noyola, volvió a nacer, cuando se aferró a una hielera para salvar su vida y para ello, tuvo que comer aves crudas, su compañero no lo hizo y murió.
+++Su madre, Adelaida Noyola Candela dice que ya había hecho sus compras para rezarle a su hijo, pues estaba segura que había fallecido en el mar, solo le pidió a su virgen Natividad que le regresara a su hijo, vivo o muerto.

Dice que los fuertes vientos, dos marejadas y el sobrepeso que llevaban en la lancha en la hielera, hizo que se hundiera la embarcación “Tiburoneros III”, y con ello se perdió todo lo que iba a bordo de la nave.

Con huellas de las quemaduras en casi todo el cuerpo, por el implacable sol en alta mar, Raymundo, es el único pescador de una familia de 12 hijos que tuvo su madre, Adelaida Noyola Candela.
“Salimos a pescar y alcanzamos a pescar, alcanzamos a matar algo de producto y pasamos la lancha de carga y dos marejadas la hundieron, ya con la lancha hundida no pudimos hacer nada.
“Tuvimos que hacer la lucha de tirar lo que teníamos y tiramos el pescado, todo el cazón, las cosas se salieron solas de la lancha y ya después le saque el pescado a la hielera y nos mantuvimos ahí con mi compañero, dos noches en el agua y tres días arriba de ella”, narra en voz baja.
Entrevistado en el interior de su casa, ubicada en la parte alta del anfiteatro, Raymundo Royín, agacha la cabeza, cuenta en voz baja, y dice que sobrevivió porque comió pájaro crudo, que su compañero Mario Morales Monge, se negó a comer carne cruda de la ave y a los tres días falleció.
“Como a los tres días se me murió, ya no resistió se le acabaron las fuerzas porque no quiso comer pájaro, yo estaba comiendo pájaro crudo”, cuenta el pescador.
-¿Que te decía, que te dijo?
-Que no, que no quería comer (ave marina) buzo, que eso no comía él, y yo le dije yo sí, que yo si me lo iba a comer porque yo tengo hambre, y como a las 13 horas se me murió, a las diez de la mañana lo maníe (amarró de las manos) y lo tire al agua, y luego que lo solté, me solté de la lancha en la hielera para andar libre, cuenta en entrevista.
Rodeado por dos de sus hermanos, su madre y vecinos de la colonia Alta Laja, en la parte más agreste del anfiteatro porteño, Royín Noyola, dice que le pedía a Dios que le diera fuerzas para sobrevivir.
-¿Que pensabas en esos momentos Raymundo?
-Lo que pensaba yo, pidiéndole a Dios que me salvara y que me diera fuerzas, que no se me acabaran las fuerzas para seguir haciendo el esfuerzo de llegar a la orilla, es lo que yo le pedía a Dios. Que me diera más fuerzas que no me acabara las fuerzas que tenía
-¿Cómo sobreviviste?
-Con la sangre de los pájaros, con la tripita de los pájaros, tienen tantita sangrita y con esa me mojaba los labios, recuerda y se mueve poco, dice que tiene quemaduras y que se siente cansado.


El pescador Raymundo Rodríguez Loyola, quien sobrevivió al naufragio durante una semana en mar abierto, fue dado de alta en el hospital de la Octava Zona Naval en donde era atendido de una severa deshidratación que presentaba cuando fue encontrado y rescatado.

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